hay que saber que verde verde era también la salsa de menta que preparó la iaia para una pierna de cordero. tssss, ni aunque tuviera computadora viva y propia podría describir la comilonga. y hay que saber que, aunque tuviera compu, yo casi que cambiaría todo a "hace dos años" y volvería a escribir este texto
todo iba muy bien hasta que mi padre se voló una uña con el ventilador. nada demasiado grave: al día siguiente proseguimos viaje al cenote azul, el más grande, dicen, de quintana roo. profundísimo: con decir que a los 40 mts le empiezan sus filtraciones con la laguna... es un cenote abierto, de agua transparente, invitadora y deliciosa.
así que estaba yo por echarme el primer chapuzón cuando pisé un escalón lleno de lama -resbalosísimo- y tras unos dudosos titubeos acabé azotando en definitiva y como en cámara lenta. caí sobre el codo izquierdo, que se dio contra el escalón de cemento. lo que se dice: "un accidente". un accidente pendejo, para ser precisos. pendejísimo.
por suerte al menos mi prima tania salió ilesa del paseo y por suerte traía su cámara. claro que, al final, las fotos del paraíso acabaron más bien así:
Hoy hablé con mi jefe (de la chamba, no mi padre) y fue más o menos así:
Él: Tenemos que sentarnos a hablar. / Yo: OK, ¿cuándo vienes al DF? / Él: Pasado mañana. / Yo: Perfecto, arreglo con tu asistente una cita. / Él: Perfecto, allí nos vemos, bye. / Yo: Ciao.
Quince segundos después, un inocente y pacífico vecindario cancunense viose inundado por mi grito de “¡puta madre, pero si yo no estoy en el DF!”