Hoy hablé con mi jefe (de la chamba, no mi padre) y fue más o menos así:
Él: Tenemos que sentarnos a hablar. / Yo: OK, ¿cuándo vienes al DF? / Él: Pasado mañana. / Yo: Perfecto, arreglo con tu asistente una cita. / Él: Perfecto, allí nos vemos, bye. / Yo: Ciao.
Quince segundos después, un inocente y pacífico vecindario cancunense viose inundado por mi grito de “¡puta madre, pero si yo no estoy en el DF!”