
El otro día contaba Leo sobre su chamba en la Bolsa: 20 güeyes alrededor de una mesa redonda, gritando, cada uno con su pantalla y sus teléfonos. Personalmente, todo eso me sonaba muy lejano e improbable. Luego tuve mi sesión anual de trabajo con los matemáticos... (Aquí sigo. Sobrevivimos al temazcal. Ya sólo somos seis computadoras. Como el
pasado agosto, está nublado en la Ciudad de la Eterna Primavera.)