30.3.08
culinariots
Antes que nada, deben comprarse unas berenjenas cuya piel esté bien lisa y estirada ("fulgente" dijo mi iaia, o uno de esos adjetivos que sólo ubico vagamente...). Se corta en rebanadas y éstas se expanden sobre un plato. Se les echa sal. Se las deja allí un rato. Las berenjenas entonces "lloran". Así dijo mi iaia: "lloran un jugo café". Después se les secan las lágrimas con papel de cocina (¿servilletas?). Quizás incluso pasarlas ligeramente por harina para asegurar la sequedad del asunto. Luego pueden freírse, capearse, hornearse, o lo que sea. No tendrán más ese regusto amargo que suelen, ni absorberan el aceite.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 23:55 ¤