21.1.08
flaneando
Cuando tenía 11 mesesotes de edad, me llevaron a la escuela Melanie Klein. Allí fui harto feliz hasta 2ndo de primaria, cuando a mis jefes se les ocurrió que merecíamos una vida en provincia con harto bosque y una escuela bien pinche tradicional. Pero esos años en la Melanie, creo yo, no que los recuerde, me marcaron. Recuerdo sólo pedazos: había veces en que teníamos que ir en traje de baño para lavar el salón, había días en que no había escuela y los odiaba, había un arenero y hacíamos gimnasia en el patio. Comíamos allí y llevábamos la comida en unos recipientes metálicos que se llamaban "flaneras". Cada flanera tenía marcado el nombre del dueño con plumón negro indeleble: Gus, Ana, Sofía, Ruy, etcétera. En ese mismo recipiente nos calentaban la comida y los usábamos también de plato. No dudo que luego tuviéramos que lavarlos. (Demasiados pocos años en escuela activa: no se me quedó el vicio de lavavajillar).

Muchísimo tiempo después, recibí un mail de Paula que decía: oye lai, ¿te acuerdas de las flaneras de la melanie? ¡¿tú sabías que sirven para hacer flan?!

¡Las flaneras servían para hacer flan! Para mí fue un shock verdadero. Por un lado, era como si me dijeran de pronto que los columpios en los que mecí mi infancia eran en realidad macetas. Y por otra parte: ¡cómo era posible que yo -que ya me las daba de palabriaficionada- pudiera haber dejado pasar una etimología TAN obvia! Luego entonces, hice lo que uno hace frente a cualquier shock: 1) fui al diccionario y 2) fui de shopping. Me compré una flanera en el súper. Es muy linda. La uso para hacer gelatinas, para frigorificar brocolis, para cualquier cantidad de funciones de olla o tupper, pero nunca para hacer un flan. Hasta hoy.

La palabra flan, según el sabio internet:
viene del frances "Flado", (torta, objeto plano). El postre es muy antiguo, ya que aparece en el libro VII capítulo XIII- Dvlcia domestica et melcae (Dulces caseros y leche agria), de Apicius. El nombre latino era Tiropatinam y los ingredientes consistían en huevos, leche y miel, 5 huevos para un sextario y tres para una hémina, lo calentaban a fuego lento en un plato de Cumas. Cuando cuajaba se servia espolvoreado de pimienta. La cocina medieval era muy abundante en flanes, ya confeccionados con azúcar. Quién sabe si de "flan" venga también "flácido" pero el mío ciertamente no ha cuajado. Vaya, que ni siquiera ha hervido.

Mis
ya de por sí escasas aptitudes culinarias se ven siempre afectadas por mi mala memoria a corto, largo y mediano plazo. Ya me ha pasado varias veces que viene un vecino a decirme que huele a quemado y sólo entonces recuerdo que había puesto algo en el fuego. Decidí que eso no iba a pasarme hoy, así que me instalé en la cocina a esperar el hervor, pero como que nomás no quiere hervir. Ya acomodé los tés en una caja, llené de sal el salero y de pimienta el pimientero, (demasiados años en escuela activa: nunca aprendí a esperar en inactividad), y ya hasta fui por un pincel y una pintura turquesoide y me puse a pintar una repisa. No quedó tan mal:


Ya no hay nada qué pintar, así que decidí venir a postiar esta anécdota: Mi amiga Elvia estudió en el Claustro de Sor Juana donde, como todos saben, la mejor carrera es la de Gastronomía, pero ella estudió otra cuyo nombre no recuerdo, algo de algo cultural... Pero bueno, el chiste es que un día que estaba aburrida, Elvia se puso a dar vueltas por la universidad, cuchicheando y asomándose a los salones. De pronto vio a través de una ventana un grupo de quién sabe qué materia completamente fascinado con lo que la maestra decía. Se quedó un rato observando cómo unos veinte alumnos seguían babeantes cada acento que marcaban las manos de la profe y cómo asentían con cada aseveración de ella. Elvia no pudo contener la curiosidad: tenía que oír aquel discurso. Entreabrió la puerta y lo que escuchó fue: "Un ejemplo claro de esto (suspenso) ¡es el flan!". Extasiados, los veinte alumnos menearon la cabeza en síntoma de iluminación. Elvia soltó una carcajada y tuvo que retirarse. Nunca supo qué precepto o teoría o concepto era el que ejemplificaba tan claramente un flan.

flan.

(Del fr. flan, y este del a. al. ant. flado, torta).

1. m. Dulce que se hace con yemas de huevo, leche y azúcar, y se cuaja en el baño de María, dentro de un molde generalmente bañado de azúcar tostada. Suele llevar también harina, y con frecuencia se le añade algún otro ingrediente, como café, naranja, vainilla, etc.

2. m. Materia moldeada en esa forma.

3. m. Numism. Disco de metal dispuesto para la acuñación de las monedas.


El significado 1 está medio jilipollas, ¿cómo que en el baño de María? (pero bueno me da igual porque la neta la neta, mi flan es de cajita)

El significado 2 es un misterio para mí: Materia moldeada en esa forma. Es como decir que el columpio en el que mecí mi infancia significa "materia versada en esa forma"...

En cambio, el signficado
3 me encanta porque, como también descubrí hoy, mi nombre puede tener varios orígenes. Uno de ellos sería el diminutivo de Eulalia (ése es el que siempre supe y siempre me ha dado vergüenza espetar por cómo murió la pobre santa, pero esa carnicería es otra historia) y la otra opción sería que Laia proviene de una moneda encontrada en la Vía Laietana (romana) que era la que seguía la Vía Láctea (del firmamento) (sic) y en la que ponía Laie.

También me enteré que en Cataluña, a la entrada de Mataró hay una estatua llamada Laia L'arquera, que hace referencia a los símbolos representativos de los Laietanos. Miren nomás qué chula es:

mierda, ¡mi flan!
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 23:51 ¤