9.8.07
hilando al aire
Valeria hoy me hizo un reclamo. Estábamos echándonos un cafecín en su balcón, que es un balcón hermoso y una de las razones por las que me quiero ir a vivir a ese edificio aunque hoy no pude ver el depto más que por afuera porque la portera, que tiene un gato, un perro, un perico y una máquina de coser que hace bsss todo el día y cuyo depto huele muy raro, no tenía las llaves, pero el que sí ya se muda seguro es el Pats, que se va a hacer la maestría a Morelia, de hecho se va despuecito de la boda de Nydia, que es el sábado pero yo todavía no sé qué zapatos me voy a poner, lo que sí es que tengo que llevar un listón del color de mi vestido para el ramo, porque seré dama de honor y habré de desfilar por la iglesia, ¡ah! y llevaré plumas en la cabeza que nos mandó Chris desde Londres con la Pau que ya por fin retachó después de cuatro años en Inglaterra, aunque va a vivir en Cuerna porque allá va a bailar, lo cual me recuerda que el grupo de flamenco de la Chofs una vez bailó en este teatrito de acá enfrente y también que la Chofs quiere que mañana le alacie el pelo con mi plancha pero va a estar cabrón porque tiene la mata súper larga, yo también ya algo, pero mañana mismo me lo voy a ir a cortar con la Bambi, que por cierto tiene un blog, puf, el otro día el Duende imprimió mi blog y son más de 100 cuartillas y sentí bien chingón verlo todo así impreso y engargolado, y es que creo que esto del blog sí es lo mío, más ahora que Pasele me interrogó sobre cómo es posible que postié tanto cuando en el blog no hablo ni de mi chamba ni de mis hombres-del-momento que son básicamente los dos temas que rigen todas mis pláticas con todos mis amigos, y entonces pienso ¡pos ahí está! ¡en el blog yo no chismeo! ¡me lo tomo súper en serio! ¡estructuro, separo párrafos como dios manda! ¡escribo! y pos ora sí ya no hay vuelta de hoja con lo de la escribidera como actividad primordial en mi vida, no sólo porque de eso vivo y ya era hora de que lo aceptara como oficio, sino más bien porque esta mañana me enteré que en la UNAM me hicieron Artículo 22, que yo no tenía la más pálida idea de qué significaba, pero llamé y me explicaron que ya no puedo inscribir ningún ordinario, todo en extras, lo cual a mí me viene rete bien porque igual ni planeaba ir a clases y así está bueno porque tengo todo el tiempo que quiera y puedo no pararme por ahí hasta el momento de la tesis que para mí es algo así como la Alaska de mi actualidad, no como el Doble, que entregó su primera versión de la tesis y le dejaron nomás un postit que ponía “esta tesis está lista para encuadernarse”, no mames, eso sí amerita una celebración, por otra parte seguro que es una tesis muy chingona porque el guey lleva tres años pesando garrapatas y si alguien sabe todo lo sabible sobre las garrapatas seguramente es él, “sabible” no es una palabra, ¿verdad? Pero debería de serlo. Otra cosa que pensé ahora en Comala es que el término “anti concepción”, más allá de nuestas pastillitas, debería de poderse usar para cuando hay algo que simplemente no puedes concebir, como por ejemplo yo no puedo concebir cómo es que funciona esa onda de la osteopatía, que es la razón por la que fuimos Lorena y yo a Comala, que sí es un pueblo magicón eh, pero más por Rulfo y el pan dulce que por cualquier otra cosa, y no están muertos, pero sí pensé que para mi columna de Lenguaraz que por cierto tenía que entregar ayer, voy a hacer una onda sobre los muertitos, aunque en realidad fue idea del Duende que anda obsesionada con un libro que le regalé sobre la vida de los cadáveres y que se llama Stiff, ¿está bueno para nombre de perro, no? Bueno, no. ¿Quizás de garrapata? Con ustedes... ¡la garrapata Stiff! Spiff se llamaba el astronauta en el que se convertía Calvin, pero esas partes del comic yo siempre me las saltaba, supongo que era una mala fan de Calvin y Hobbes, aunque mi perro más querido se llamó Calvin, pero me lo robaron, y luego no me había vuelto a hacer amiga de ningún perro hasta ahora que fui a Miami y conocí a Carolina que es la perra de Juliana y la llevábamos a su parque porque allá en el gabacho tienen unos “doggie parks” con el pasto muy nice y con unos juegos perrunos y, a las orillas, banquitas para humanos, ahora que viva en el edificio de la Vale estaría bueno poner una banquita en el balcón, y también un futbolito en la sala, digo, ya que nunca más voy a estudiar por lo menos podría frecuentar el ocio del estudiante, jo, eso de ser artículo 22 de verdad me da gusto, seguramente soy la artículo 22 más orgullosa de su estatus en toda la historia, además de que 22 en la cosmogonía de la lotería argentina significa "el loco" y que, por si fuera poco, hoy la Vale me reclamó que voy siempre hilando 22 historias en una misma charla...
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 20:09 ¤