29.8.07
el etc retorno
Donde yo crecí, todas las tardes bajaba la neblina. Era una neblina de las buenas: no podías ver dos metros más allá. Aprendimos a andar a tientas, a jugar futcho de oído, a no planear muy de adelanto. Cuando leí La historia sin fin, siempre imaginé "la nada" como esa neblina. Hoy me amaneció en la carretera de Cuerna al D.F. Hacía años que no entraba a la ciudad tan temprano. Había olvidado el smog cubriéndola, y esa sensación un poco triste, un poco resignada de haber sepultado la nada de mi infancia bajo la nata de mi actualidad; bajo mi nata cotidiana.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 08:31 ¤