
Todavía ando muy cruda como para armar el post que la ocasión boda-de-ny merece. Por lo pronto, lo que sí puedo asegurar es que en Tulancingo (donde nació El Santo, de ahí la estatua), todo es paz y armonía, y que eso se contagia. Como prueba, esta foto en la que el Duende le aplica al Mils la quebradora mientras los demás coreamos ¡qué bonito, cuánto amor!