19.6.07
tres días de casa
Tomé un taxi de Zapopan al aeropuerto.
Tomé un vuelo de Guadalajara a Toluca.
Tomé una camioneta de Toluca al WTC y caminé a Colorado, a la casa donde nací.

Allí fui a ver al Choro y pacté un trueque justo: un viejo ensayo mío de primer semestre (qué es el amor para platón), a cambio de un aventón a Taxqueña: tomé un camión a Cuernavaca. Fue por mí el Pats y tomamos camino hacia la casa Schmucler, en cuyo jardín bebían y cantaban los invitados más aguantadores del post cumpleaños de Lety. Nos echamos en el pastito. Cuando llegaron el Aletz y el Mils me abrazaron y fui sepultada en un sandwich humano al que se unieron la Abril, el Pats, el Marambo... Entonces, sólo entonces, bajo el peso aplastante de los cuerpos de mis amigos, sepultada por todas esas cuitas amorosas, crisis vocacionales y cariños hermaníferos, sólo entonces entendí por qué tomé -sin premeditación ni avisos- todo eso que había tomado. Y sólo entonces solté, y estuve en casa.

Luego tomé todo el camino inverso con algunas paradas estratégicas: una pizza con Lorena, un pinpón con el Grabs, un té con Vale, las invitaciónes de la boda de Nydia y una valiente visita a las oficinas de la UNAM: fui a la cordinación y me mandaron a servicios escolares, en servicios escolares me mandaron a la coordinación, todo eso tres veces. Dicen que me quedan dos años para pagar tres años de materias. Y por primera vez entendí por qué se llama así: "carrera".

Anoche Ana y el Choro me hospedaron en Colorado, dormí donde nací y ahora estoy de vuelta en Zapopan. En el aventón de regreso conocí a una vidente. Hablamos de todo un poco: sus hijos, mi chamba, la suya, los péndulos, los cuarzos, los cuentos, la lluvia. Cuando nos despedimos me dijo "te va a ir muy bien". Lo dijo con tono de expresión común, pero yo sé que era algo más: una premonición.

Verán: la cosa con volver a dormir entre las cuatro paredes frente a las cuales abriste por primera vez los ojos, es que despiertas con la infundada certeza de que renacer es posible. Y la abrazas. Porque a ratos esa certeza flaca, es la única casa que conoces.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 12:14 ¤