despertar y reconocerse debieran ser acciones simultaneas, concordantes, pero esa armonía con frecuencia se me escapa. siempre que he pasado una de esas noches en las que hablé demasiado y no me reconozco, me da por regresar al benjamin perennemente estacionado en mi buró. vive allí porque yo aún no he encontrado otra pluma que mantenga tan eficientemente la cualidad de cerrarme la boca y abrirme la cabeza.
despierto otra, extiendo el brazo, abro al azar el libro y walter dice:
la prétendue image intérieure que nous entretenons de nous-mêmes est, de minute en minute, pure improvisation. marco la página con una sonrisa que no va a olvidar.
lo demás es palparse, saberse, perdonarse.
por la gracia de walter, gracias siempre.