
Descubrimos la esquizofrenia de
Cleo el día que la vimos auto-transformarse en becerro pa correr y pastar alegremente entre las vacas. La confirmamos cuando se robó las 6 crías de la Azula (nuestra vieja gata) y las amamantó ella, que nunca había estado embarazada. Pensábamos que Cleo, si paría algún día, pariría alguna extraña mezcla de cangrejos.