l vive sola desde los 16.
se ignora qué comió desde entonces, pues lo cierto es que antes no iba al súper.
ahora que se ha vuelto una zapopeña integrada, va aprox una vez a la semana.
el problema es que, tiro por viaje, llega y bota por ahí las bolsas
y es hasta que su depto empieza a oler a pescado, que l recuerda esto:
que fue al súper y que ha entrado
para siempre
en el resbaladizo mundo de los perecederos.