Ayer, en caprichosa celebración de mi primer sueldo, Alejandro y yo nos compramos una botella de amareto. En algún momento de la botella él me contó de un programa de TV en el que una chica -que vive felizmente sola- se ahoga al comer. En ese momento a la chica se le ocurre que ¡oh es terrible vivir sola porque ¿quién va a salvarte cuando te ahogues?!
Luego leí
este post.
Ahora me pregunto por qué con la cantidad de horas libres y perdidas que tuvimos todos en la secundaria, nunca se le ocurrió a alguien enseñarnos algo tan elemental e importante como que, algún día, iba a asfixiarnos nuestra soltería.