20.11.06
me cago en el destino
así que acabo de regresar de oaxaca. en cualquier otra circunstancia me dispondría a escribir mi crónica. pero teniendo en cuenta que, para bien o para mal, las pequeñas desgracias particulares terminan siempre por desplazar no sea más que unos milímetros a la realidad nacional, le daré preferencia a esta otra historia.

el duende y yo llevamos tres años buscando un departamento. uno que nos fascine y con el cual estemos dispuestas a endeudarnos a 20 años. de vez en cuando encontramos algo que nos emociona, y entonces arrastramos a iker a dar su visto bueno, o a desenmascarar nuestra locura. con frencuencia tenemos largas discusiones sobre si "este es o no el momento de invertir", que tienen mucho más que ver con nuestros estados emocionales que con nuestro -por lo demás casi inexistente- capital. llevamos tanto tiempo en eso que ya nadie nos toma muy en serio. sabemos que todo el que nos conoce y frecuenta, piensa que esto es un juego. y lo es. y nos divierte.

así, cada mes mi jefa y yo teníamos un nuevo amor inmobiliaro y en realidad parecía que nunca compraríamos nada de nada. pero la semana pasada lo encontramos: el departamento de nuestros sueños. nos conviene el precio, el barrio, el tamaño, el edificio -conocido como "la casa de las brujas", qué más puede uno pedir- y todo lo demás. tanto así que -previa consulta al i-ching y los amigos arquitectos- el martes a primera hora estábamos formaditas en hipotecaria nacional, en donde nos dijeron que muy seguramente nos otorgarían el préstamo y que ya sólo faltaba el enganche.

para el enganche, decidimos vender la nave del duende y que ella se quede con el laiamovil. (y yo para mí pensé en una bicicleta verde, con claxón de corneta)

así que el duende -hay que imaginarla chaparrita y saltarina- partió a xalapa porque allá vive pero sobre todo porque "allá es más facil vender los coches, además de que se venden más caros". llegó por la noche, ya cansada de la carretera. se estacionó, cenó con emilio y se fue a dormir con la estrategia de venta en la cabeza y con la dulce certeza de que nuestra larga búsqueda y espera, habían valido la pena.

a eso de las 4 de la mañana los despertó un ruido espantoso.
se pararon de la cama.
se asomaron a la ventana.

y lo que desde allí vieron, señoras y señores, fue ni más ni menos, esto:



al día siguiente recibí un mensaje de toriz: "me cago en la hostia. hoy sale en primera plana el coche aplastado de tu mamá! con todo y árbol! exijo una explicación."

le contesté parcamente: el árbol gigante de afuera de su casa se desgajó y cayó aplastando el coche, y con él el enganche, y con él el préstamo, y con él el departamento de nuestros sueños.

hay que ver que mi lógica es irrefutable y, sin embargo, hoy me asaltan las dudas.

a ver, gente:
¿es una señal o es una muy jodida coincidencia?
(¿si es señal qué significa y si es coincidencia a quién le echo la culpa?)

en oaxaca, entre los granaderos y a la espera de la appo cercando a la pfp, acompañando a gabriela en su performance de mujer barricada al que ya no pude asistir, dejé todas mis capacidades interpretativas.

hoy sólo sé que no es sana mi lógica irrefutable (cuyo precepto número uno dicta: encontrar algo es "destino" y perderlo es "mala suerte"). por lo demás me cago en el destino y también en la malan suerte, sin duda. pero POR SI LAS MOSCAS, oh valiosos comentadores sabios e intituivos, ustedes voten, explíquenme y opinen, que yo exijo una eplicación.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 13:07 ¤