27.7.06
modere su iconografía
Nydia ocupa mandar un paquete.

Nos paramos en la carretera y alzamos los pulgares.

Steve se detiene, se presenta, nos considera amablemente para lo del aire: “is that too frío for you?” Nos cuenta que va a buscar pintura para su nuevo condominio. Le preguntamos si ubica el Fedex y contesta que no. Luego viene uno de esos silencios incómodos de aventón y Steve agrega: “friends tell me in Puertou Vailliarta DHL is the one to use”.

Me gusta que hable así de ellos: sin posesivo o cuantificador o como quiera que se llamen esas palabritas que solemos colocarle a los amigos.

Nos deja en el malecón y caminamos una hora hasta encontrar la paquetería. Es muy amarilla y la temperatura nos pone contentas. Mandamos las llaves y emprendemos el regreso.
Vamos disfrutando la brisa y la iconografíá hasta que en alguna callejuela me detengo.
Lorena y Ny me gritan qué pasa.
Las llamo con la mano y entramos las tres en el extraño pasillo.
Hay un mural.
(Autoría: 2ndo B)
A todas luces, retrata la cosmogonía puerto-vallartesca:








Tomamos con entusiasmo la foto al hombre moderno. Quizás ayude en nuestras disquisiciones nocturnas sobre novios, amantes, hermanos, amigos, abuelos.

Abuelos.

Tras un par de noches nos despierta un celular:

falleció el abuelo de Nydia anoche.

Desayunamos entre llamadas a aerolíneas y centrales camioneras. De nuestras mochilas Lorena y yo juntamos suficiente ropa negra. Ny se la pone y emprendemos de nuevo el viaje. No hay Steve ni nadie que se apiade de nuestra prisa y nuestros pulgares. Finalmente pasa un camión.
En el camión también otros callan.
La consigna es clara:





Moderamos comentarios durante toda la costera.

En el aeropuerto, boleto en mano estamos más ligeras y tenemos un par de horas por llenar.

Entonces sucede :





¡He encontrado al malo de la novela!





El entusiasmo ayuda hasta la hora del avión y será recuperado en cuanto me siente a escribir.

Por lo pronto Ny partió a Morelia. Lorena y yo volvemos a la playa donde el Duende nos espera con arroz y pescado. Esta vez los camiones sólo dicen cosas como “no suba a sus niños parados en los asientos” o bien “no arroje basura hacia el interior!” Nada demasiado sabio y se agradece.

Ahora es de madrugada y escucho durante horas la liturgia incuestionable del mar estrellándose en las rocas.

Un hombre ha muerto y es quizás por eso que no duermo.

(Callar de cerca, compartirse al centro, abrazar de lejos: friends share coordenadas.)

En mi arenosa confusión arraiga una certeza:

vagancia y nomadismo aparte,
mis amigos son mis puntos cardinales.

 
dijo Laia Jufresa en punto de las 00:12 ¤