16.6.06
ensenada
un dos tres la panorámica, la scenic, con su tanto mar y sus palmeras dispersas. no siempre fui de familia repartida, o sí, pero no me alcanzaba la percepción más allá de las verijas, no lo sé. ensenada es todo palmas, calle amplia, micro microbús blanco-naranja. yo también tengo un hermano. ensenada, dicen, está llena de goteras.

soy turista y espero que la bufadora me salpique, pago por sus gotas y gasto cien clics en no atrapar al arcoíris. no pago la foto pero pago las michelas que están horribles, pero la bebo, porque vamos en vocho y nos asamos, nos hacemos: ¿hace cuánto, dices, no nos vemos?, tres años, bah, qué rápido el vocho, qué rápido el... me duermo la carretera.

hoy tengo un hermano.

comemos tacos de pescado en su casa y en su casa hay fotos mías que no conozco.

mis otros hermanos, los de todos los días, hacen acto de presencia: mensajea val desde tepoz que la aceptaron en n.y., mensajea jorge desde méxico que me gané una mención por un cuento, mensajea alvarito preguntándome por un lugar donde den clases de tango en el df y lo peor es que tengo la respuesta, para él que vive en puebla...

¿soy sólo yo o este país es chiquitito?

mire usted nada más: vine a ensenada a buscar a mi padre, que vive en cancún. (nunca antes vi una foto a color, ya me habían dicho que era pelirrojo pero ¡esto!) oye, daniel, llévame de una buena vez a ver los barcos.

¿soy sólo yo o la cosa más hermosa en este mundo es una fila de conteiners?

no hay conteiners, me conformo con los mástiles. ondea en el puerto una bandera gigantesca. de repente tengo un sueño claro: quiero viajar por la baja. pero este país es jodidamente grande y esta ciudad está llena de goteras.

llévame a la estación, volveré a tijuana (cuando llegue, no me querrán llevar los taxis libres: la cacho está demasiado cerca. a la única otra mujer en la calle no la querrán llevar tampoco a la juárez. “es por la colonia”, disculpará mi chofer a sus compañeros. porque al final tendré chofer: mire, oiga, si le pago como si fuera lejos, qué más le da, cinco dólares, lo sopesará y al final cederá porque la verdad se le nota que no quiere ir a la juárez: muy peligrosa, va a decirme cuando arranquemos…) por lo pronto espero el camión de las ocho mientras en la estación, en angola quizás y en mi amado berlín, el mundial reverbera.

me gusta el mundial.

ni las banderas, ni los partidos, ni mi infinita indiferencia, lo que me gusta, señores: es el ruidito. es andar por la calle y cómo cada vez que pasas por un local te invade su ritmo como el aire acondicionado en las ciudades donde sí hace calor de adeveras. me gusta pensar que si caminas suficientemente rápido por una zona céntrica, casi podrías entender lo que sucede, eso si sabes algo de futbol, que no es mi caso, pero el caso es el ruido, digo yo, el mundial es sinfonía continuada, y eso ya casi no se encuentra, excepto quizás por la hora nacional pero la hora nacional me deprime ahora más que nunca porque ayer po me dijo que los gringos tienen los derechos del himno, que pagamos regalías …¿será?

po anda en la moto, tere anda en las muletas, el mils me mensajea abrazos grandes “pa que te alcancen” y sí me llegan, y si fuera más espléndida podría compartirlos con los otros pasajeros porque son sólo cuatro y van muy solos y muy serios. lloro uno dos tres, toda la panorámica, ¿siempre fue falsa mi familia? ¿estuvo siempre desmembrada? en ensenada dicen “goteras” para decir “gasolineras”. por lo demás no sé nada del pasado, no sé nada de nada y nunca aprendí catalán. pero al menos hoy entendí que sí, en efecto, aquello era rojo

muy rojo

uno dos tres, neblina afuera, giro interno, ahora sí que estoy contenta. me bajo en la línea, es tarde y, señor taxi libre, no quiero pelear.

llego y todos en la cacho duermen, hay algo de tranquilizador en el silencio falso que turba el refrigerador cuando se aloca, la cocina está muy blanca y cuando el refri calla sigue cantando el mundial o su repetición, supongo. yo leo, bebo mi agua negra, me fumo el libro. una hora, otra, ahora estoy intoxicada

sobredosis puertorriqueña: me enchufa este tono esta ira esta no métrica. yo también tengo un hermano y cuando nos mirábamos, antes, cantábamos nene nene qué vas a hacer y ahora, 3 a.m., cuando sea grande, quisiera escribir como ella: sin pausa, sin miedo, sin pena.

sin preámbulos, carajo

sin vestíbulos

mayra santos-febres, se llama

y me desvela.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 11:58 ¤