29.6.06
bed & make-your-own-damn-breakfast
El reputado Hostal Jufresa conservaba con dignidad una norma:
no aceptar mascotas.

Pues bien, ésta ha sido abolida con el último huésped: Ruy, conocido entre el staff del hostal por perderse siempre antes de llegar, llegar siempre con el tatuaje crecido y nunca traer sleeping.

Meet the one and only: Gervasio Splinter

 
dijo Laia Jufresa en punto de las 13:08 ¤ 2 posdatas
duele oaxaca
pregunto por Oaxaca y responde Araceli Mancilla:

Ay, Laia, aquí se respira un resentimiento social que no había visto en mis veinte
años de vivir en Oaxaca...años de abusos y torpezas por parte de los
gobernantes, y los intereses de grupos de poder, de todo tipo, componen este
caos...si no estás de acuerdo con el magisterio, malo; si criticas al gobierno, peor...suspicacia y desesperación, ese es el clima...y miedo, la gente teme hablar por el linchamiento, porque no hay medias tintas, o estás de un lado o del otro...Toledo está buscando, junto con la iglesia, un entendimiento razonable...pero es difícil....hay tanto odio acumulado...en fin, yo tengo fe en que algo sucederá y volverá la paz a ésta que también es tu ciudad... un beso, Ara.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 13:01 ¤ 0 posdatas
28.6.06
esta nueva palidez
chale

¿quién se ha robado mi verde?

plis help!

mi blog ha
perdido
su encanto...
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 21:34 ¤ 0 posdatas
encuestas
ayer en imagen-periodismo-que-da-confianza (?), oí al freakie de campa asegurar: "estoy convencido de que este domingo vamos a comprobar que los ciudadanos mexicanos no tendrán ningún problema a la hora de votar"

claro, para él es fácil: no tiene el problema ético y práctico,
de decidir por quién
votar.

si supiera usar los programitas enredados que usa el tryno, haría la siguiente encuesta abierta al público en gral:

¿usted también siente que casi cualquier casilla que elija (incluida la blanca, desde que la botarga amenazó con adjudicárselos!!!), es autogol?
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 19:08 ¤ 3 posdatas
26.6.06
cuando.ya.ni.el.bullpen.te.levanta
la laia dice: (00:08:31)
me robé una súper planta!
saudade dice: (00:08:40)
del bosque? que planta?
la laia dice: (00:09:14)
no, del edificio de un cuate.
saudade dice: (00:09:43)
orale. no soy muy amante de las plantas, no tengo ninguna propia
la laia dice: (00:10:30)
yo nunca había tenido una tan grande
la laia dice: (00:10:55)
pero está bien, es parte de la lucha vs el nómada
saudade dice: (00:11:27)
claro, las sociedades sedentarias nacieron de la agricultura


 
dijo Laia Jufresa en punto de las 01:18 ¤ 2 posdatas
23.6.06
museos vs panfletos


Anoche, en el Museo de las Intervenciones, se presentó el libro Iker Larrauri Prado, museógrafo mexicano.

De los cuatro presentadores, de todos entre el público, se conjugó una sensación clara: los amigos de Iker somos también, necesariamente, sus alumnos. Comparto: aprendo cada jueves algo, sentada en su comedor. Hablé de él cuando inicié este blog y hablé de él cuando escribí mi carta pide-beca, de cuando llegué deprimida a decirle que sentía haber nacido demasiado tarde y él me dijo que a mi edad, prepa 1, ciudad reducida aún con ríos, frente a Diego Rivera soplándole trucos, sentía exactamente lo mismo.

Pero muchísima más gente ha sido marcada por Iker. Todos los que hayan visitado el museo de antropología y recuerden con cariño chapotear en el caracol del patio, escultura suya, o bien quien recuerde los murales que pintó para retratar el episodio del estrecho de Bering y que, además de en el museo, nos chutamos en los libros de la SEP. O todos los que visitaron el museo de la Venta en Tabasco, o el de Xalapa, o el olímpico en Suiza, o -suertudos- el del Cairo. Todos los que hayan visitado la Cámara Secreta del Templo de las Inscripciones, en Palenque. Todo el que haya recorrido la carretera hacia Xalapa y se haya extrañado con unas construcciones en formo de cono, sin saber que son graneros, que su peculiaridad yace en que no necesitan planos ni medidas ni medidores para edificarse y cualquier campesino o agricultor, con un poco de cemento y un sistema de palos e hilos, puede construirlos sin fallo arquitectónico; sin saber que Iker los inventó.

Ayer, al final del homenaje Iker tomó el micrófono y nos recordó cómo, aunque nadie los lea, los créditos que aparecen al final de las películas representan una victoria sindical que aún no consiguen quienes se dedican a los museos. Contó de cuántos museos han borrado las listas de participantes; habló de cómo montar una exposición es un trabajo de equipo en el que participa mucha gente que queda en el anonimato. Nos invitó a reconocer el trabajo de museógrafos, electricistas, carpinteros, curadores y voluntarios.

Los museos, afirmó, no son un lujo sino un bien necesario. Para él, una obligación. Protestó férreamente contra el absurdo de las cuotas de entrada: los museos son una herramienta para generar conocimiento que debe justamente ser accesible para todos, sin requerimientos de conocimiento previo, léase: de educación y otras credenciales que, desgraciadamente, aún pertenecen a una elite.

"Los niños tienen el hábito y la tendencia —que es humana, ningún otro bicho en el mundo lo práctica— de recoger canicas, piedras, estampas y cuanto hay. Esto despierta su deseo de coleccionar, intercambiar y enriquecer su colección. Esa es una apreciación de un objeto; la semilla de la posible apreciación de las grandes obras. El museo tiene una misión, es una institución pública de servicio y tiene una utilidad social. Existe porque hay objetos dignos de guardarse, pero también porque hay público al cual entregarle el significado y valor de esos materiales, porque para guardar cosas están las bodegas, pero en un museo no tiene sentido hacerlo si no es para que se vean".

Iker dijo ayer frente a mucha gente algo que se siente desde la primera vez que uno habla con él: “ser museógrafo no es distinto a ser cualquier otra cosa. Estamos en este mundo para trabajar. Trabajemos en aquello que nos apasiona.”

La pasión y el respeto que transmite Iker a cada paso, me brindan un tranquilizador parapeto frente al retortijón que me provocan las consignas políticas

Lo intento pero no encuentro una sola que no sea ofensiva o, por lo menos, sosa: “no más botas, queremos pantalones, si se te acaba la tinta o no sabes escribir, vota en la casilla en blanco, te va a ir muy bien rumbo a la victoria”

¿Cuál es cuál? todo igual...

“Tu Rock es Votar y Unicef se unen por el sufragio para una mejor educación”

(…¿por qué a nadie se le ocurre unirse por una mejor educación para que a la hora del sufragio el panorama no sea tan triste?)

no lo sé, no lo sé, no lo sé…

Un museógrafo junta objetos, los organiza en grupos que resulten atractivos, los dispone con un ímpetu estético a la par de una voluntad práctica. Yo parto al bosque con mi libro Iker y con mis ganas de escribir, porque, finalmente, es mi trabajo y es mi pasión: juntar palabras, acomodarlas en grupos, pegarlas ahí donde queden bien y digan algo.Que el lector tenga dónde dejar sus pertenencias, tomar un refrigerio, salir corriendo si así lo desea.

Frente a la implacable mediocridad de las campañas políticas, valga la sutileza del trabajo de hormiga que realiza todo museógrafo y todo escritor.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 14:12 ¤ 2 posdatas
21.6.06
algún día:
• Volver a la universidad y, ahora sí, sacar la credencial de la biblioteca, estudiar un poco
• Tener una pecera gigantesca
• Aprender italiano pa entrar a la Scuola Holden
• Comer avestruz
• Entrevistar a mi iaia
• Vencer el miedo a la máquina y hacerme un puntito de tatuaje
• Confesarle mi amor a Pennac
• Lograr usar bien el taladro
• Inventar mi propio sudoku, aunque sea uno
• Conseguirme un galán rico que en vez de idas al cine piche boletos de avión
• Traducir a Carole Frechette
• Ver las guerras de las galaxias
• Ponerme un vestido amarillo
• Terminar de entender por qué el uno no es número primo
• Hacer un viaje en barco
• Fumar opio en una de esas casas para fumar opio
• Estudiar historia, leer algún clásico, oír un noticiero completo sin enojarme
• Montar otra obra con las hermanas Dardenne
• Montar un festival en la alberca del Chico, con transporte para el público, manjares exquisitos y coreografías de la Paula
• Montar con el Mils su “geometría de la vida cotidiana”
• Volver a montar un caballo
• Entender el beisball
• Escribir algo y creer que vale la pena
• Raparme
• Matar a la bibliotecaria de Bahía de los Ángeles
• Ir al dentista
• Tocar una ballena
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 13:52 ¤ 2 posdatas
19.6.06
siempre en domingo
para madrugadas como ésta, en mi rancho se recomienda: cuando el sol salga, soplarle con descuido a la vela, salpicando el teclado, la ropa y la cabellera con diminutas gotas de cera. estar peleándose con ellas es un buen método para mantener la vigilia y la concentración / amor y paciencia al canto de los pájaros / moderar el repudio al vecino que despierta y le da en la madre a todo con su noticiero / hidratarse /cubrirse bien / no jalarle al baño cada vez, ¿sabe usted cuántos litros de agua se gastan así? / aferrarse a la primera persona siempre que se llegue al capítulo seis / el redbull / los pays de nuez
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 07:37 ¤ 0 posdatas
retiro lo dicho
Me entero tarde pero el universo sí tiene sentido:
Ghana ganó.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 02:09 ¤ 0 posdatas
been there, done that
Presentamos libro y empezó el rol: fuimos a tatemarnos la nariz a la Rumorosa donde una casita (“la casa de piedra”) ha hecho las veces de vacacionario para gobernadores, escondite para narcos y sede de rituales perversos. O así lo afirma el cuidador que nos quiere cobrar diez pesotes (5 por cabeza, es que ahora esto es propiedad privada) pero al final nos deja pasar porque, honestly, ¿quién trepa al cerro con dinero? Nosotros no. Y se apiada. Nos cuenta que en el piso había una cruz grabada, satánica, dice, y nos muestra la mancha del cemento con que la cubrieron. El tipo pasa ahí toda la semana, solo entre las piedras y la vista al valle y la laguna salada. Los domingos baja a Mexicali y vuelve el martes. Nos invita a acampar. Pienso en su vida y me da entre mucho miedo y mucha envidia. Bajamos al coche donde Tere espera con la pata vendada. Enfilamos hacia el valle. La carretera va en picada. En cada curva pueden verse entre las rocas los esqueletos de cientos de automóviles. Algunos están frescos, conservan el color. Otros, ya oxidados, combinan más con la cañada.

No digiero aún la belleza del desierto.
No la comparto, no podría vivir ahí.
Pero me estremece.
De hecho, no recuerdo hace cuántos viajes, años, kilómetros atrás, que no me arrancaba un paisaje unas lágrimas.
La Rumorosa te extirpa los suspiros, te agota las palabras.

Al día siguiente vamos a donde la barda surca la playa. Ecribiré un día sobre el mar encarcelado: de este lado las familias, las chelas, la banda; de aquél la bordel patrol. Hay un señor de pie frente a la barda. No se mueve más que para levantarse un poco la gorra y bajarla de nuevo. Po dice: "está planeando cómo volver porque lo deportaron y la familia se le quedó al otro lado". Y sonreímos amargo, porque es altamente factible.

Todo ahora es frontera en mi cabeza. Estoy de paso y leo mal la ciudad. La Revo, la línea, el cerco, el ocio, el borde. ¿Qué viene siendo eso de vivir al borde? Al borde de qué y, si la tierra es redonda, ¿no nos libra la redondez de todo filo?

Evidentemente no.

Las fronteras cortan en maneras que no entiendo.


(A falta de léxico, pienso aturdir mi blog con la iconografía de la última semana, pero será hasta que Po mande un cd lleno de fotos. Ahora sólo una: (ayer fui por la mañana a una piñata y por la noche al circo -qué rudo es Tijuana- Bostich rifó pero tocó nada, una media hora quizás…)


¿Y ahora? Ahora estoy de vuelta.

Tac fue por mí al odioso aeropuerto de Toluca, en una camioneta de pintor gringo. Ahora que mande todo a volar para irme a rolar por la Baja, cruzaré al otro lado y compraré una camioneta vieja de pintor gringo. Le pondré un colchón, aprenderé a estacionarme y seré feliz.

Mientras tanto aquí hace un frío de la chingada, hay kilos de chamba y no da miedo ir a pie a la tienda …ya, ya, regrésenme a Tijuana.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 00:47 ¤ 2 posdatas
16.6.06
ensenada
un dos tres la panorámica, la scenic, con su tanto mar y sus palmeras dispersas. no siempre fui de familia repartida, o sí, pero no me alcanzaba la percepción más allá de las verijas, no lo sé. ensenada es todo palmas, calle amplia, micro microbús blanco-naranja. yo también tengo un hermano. ensenada, dicen, está llena de goteras.

soy turista y espero que la bufadora me salpique, pago por sus gotas y gasto cien clics en no atrapar al arcoíris. no pago la foto pero pago las michelas que están horribles, pero la bebo, porque vamos en vocho y nos asamos, nos hacemos: ¿hace cuánto, dices, no nos vemos?, tres años, bah, qué rápido el vocho, qué rápido el... me duermo la carretera.

hoy tengo un hermano.

comemos tacos de pescado en su casa y en su casa hay fotos mías que no conozco.

mis otros hermanos, los de todos los días, hacen acto de presencia: mensajea val desde tepoz que la aceptaron en n.y., mensajea jorge desde méxico que me gané una mención por un cuento, mensajea alvarito preguntándome por un lugar donde den clases de tango en el df y lo peor es que tengo la respuesta, para él que vive en puebla...

¿soy sólo yo o este país es chiquitito?

mire usted nada más: vine a ensenada a buscar a mi padre, que vive en cancún. (nunca antes vi una foto a color, ya me habían dicho que era pelirrojo pero ¡esto!) oye, daniel, llévame de una buena vez a ver los barcos.

¿soy sólo yo o la cosa más hermosa en este mundo es una fila de conteiners?

no hay conteiners, me conformo con los mástiles. ondea en el puerto una bandera gigantesca. de repente tengo un sueño claro: quiero viajar por la baja. pero este país es jodidamente grande y esta ciudad está llena de goteras.

llévame a la estación, volveré a tijuana (cuando llegue, no me querrán llevar los taxis libres: la cacho está demasiado cerca. a la única otra mujer en la calle no la querrán llevar tampoco a la juárez. “es por la colonia”, disculpará mi chofer a sus compañeros. porque al final tendré chofer: mire, oiga, si le pago como si fuera lejos, qué más le da, cinco dólares, lo sopesará y al final cederá porque la verdad se le nota que no quiere ir a la juárez: muy peligrosa, va a decirme cuando arranquemos…) por lo pronto espero el camión de las ocho mientras en la estación, en angola quizás y en mi amado berlín, el mundial reverbera.

me gusta el mundial.

ni las banderas, ni los partidos, ni mi infinita indiferencia, lo que me gusta, señores: es el ruidito. es andar por la calle y cómo cada vez que pasas por un local te invade su ritmo como el aire acondicionado en las ciudades donde sí hace calor de adeveras. me gusta pensar que si caminas suficientemente rápido por una zona céntrica, casi podrías entender lo que sucede, eso si sabes algo de futbol, que no es mi caso, pero el caso es el ruido, digo yo, el mundial es sinfonía continuada, y eso ya casi no se encuentra, excepto quizás por la hora nacional pero la hora nacional me deprime ahora más que nunca porque ayer po me dijo que los gringos tienen los derechos del himno, que pagamos regalías …¿será?

po anda en la moto, tere anda en las muletas, el mils me mensajea abrazos grandes “pa que te alcancen” y sí me llegan, y si fuera más espléndida podría compartirlos con los otros pasajeros porque son sólo cuatro y van muy solos y muy serios. lloro uno dos tres, toda la panorámica, ¿siempre fue falsa mi familia? ¿estuvo siempre desmembrada? en ensenada dicen “goteras” para decir “gasolineras”. por lo demás no sé nada del pasado, no sé nada de nada y nunca aprendí catalán. pero al menos hoy entendí que sí, en efecto, aquello era rojo

muy rojo

uno dos tres, neblina afuera, giro interno, ahora sí que estoy contenta. me bajo en la línea, es tarde y, señor taxi libre, no quiero pelear.

llego y todos en la cacho duermen, hay algo de tranquilizador en el silencio falso que turba el refrigerador cuando se aloca, la cocina está muy blanca y cuando el refri calla sigue cantando el mundial o su repetición, supongo. yo leo, bebo mi agua negra, me fumo el libro. una hora, otra, ahora estoy intoxicada

sobredosis puertorriqueña: me enchufa este tono esta ira esta no métrica. yo también tengo un hermano y cuando nos mirábamos, antes, cantábamos nene nene qué vas a hacer y ahora, 3 a.m., cuando sea grande, quisiera escribir como ella: sin pausa, sin miedo, sin pena.

sin preámbulos, carajo

sin vestíbulos

mayra santos-febres, se llama

y me desvela.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 11:58 ¤ 1 posdatas
13.6.06
lj en tj by po
que nadie diga que no lo intenté:




Photobucket - Video and Image Hosting
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 14:24 ¤ 0 posdatas
12.6.06
contradiccion
¡Ghana perdió!
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 16:12 ¤ 1 posdatas
lj en tj
Donde todo es contraste es cliché es contraste es cliché es contraste es cliché es contraste es cliché es contraste es cliché es contraste es cliché es contraste es cliché … es Tijuana.

Donde todo está torcido es más fácil encontrarse un rinconcito.

Fila, barda, cola, cerco, este lado, el otro, el calor, el bule, el frío, el nuestro… Ayer, mientras todos veían el partido, yo crucé la frontera en un coche prestado. (Pero Laia, ¡Qué poco patriótico, poético, simpático y otros adjetivos éticos!)
Al poli le resultaron sospechosos mis documentos, me pidió que abriera la cajuela. No supe cómo.
Tuve que bajarme: "ábrala usted mismo".
Y la Tere, con la pata rota,
reía.

"¿Ocupas algo?" en vez de "¿qué necesitas?"
(Tres días y ya hablo así,
¿quién vendrá algún día a influenciarme una buena dosis de inenfluencialidá?)

Ahora, porque todavía no me pierdo por suficientes calles como para que la realidad de Tijuana me sustituya por completo la del libro, transcribo.

Regocíjese.

...........................................
3 poemas de Teresa Avedoy
.....………................…………

Sin rejas ni alambradas nos desbordaríamos tanto;
el encierro saldría al cine aumentaría la basura de las plazas;
tal vez tomara un curso de papel hecho a mano
cocina para diabéticos equis idioma;
ahí conocería otro encierro,
otro vacío insumiso creyente de que los tiempos cambian (varían).
Al principio se mirarían de reojo,
después empezarían a hablar muy mal de las púas, de los herrajes
de metales conspiradores (que ni les harían caso);
al final el encierro querría otro encierro
y acabarían, quién sabe, reproduciéndose.

.................................................................
Especulación textual


Le ponen agua potable
electricidad drenaje;

lo pavimentan;

lo acercan a grandes buleditoriales
y el poema -automáticamente-
sube de precio.

..................................................................
Poematica urbana


Si reporto tráfico en el centro y en la periferia mental de la achacosa ciudad
sus problemas de circulación y asfalto con artritis reumatoide
provocaré desconfianza.

Si digo que los cables de luz por ejemplo,
son el sistema nervioso de la urbe
o que me rebasan (bostezo) sus glorietas verbales
contrariaré a los instruidos.
A los que estudian la historia de la poesía
y se olvidan del presente del poema
¿requerirán un doctorado en acontecimientos?

No escribo lo que se me ocurre
sino lo que ocurre.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 14:33 ¤ 0 posdatas
8.6.06
antier en punto
el 6 del 6 del 6
el dos de julio y el nueve de junio
constante-jueves-mente otro mes
otra.marca.otro.hueco.otro.poco
11.09 / 15.09 / 19.09
opción múltiple: viernes por piedad o por placer
los lunes vibro y los miércoles fracaso
(para no confundir los días, nombrarlos
apilarlos = malograrlos)
tres de agosto dos de octubre primero de mayo
¿cuándo dicen que es quincena?
el tres de julio
y el veintiuno, claro
¿ya son las seis otra vez?
martes trunco: a cierta altura
me deshice del reloj para atarme al calendario
las seis con seis del seis del seis
y nadie nada
está acabado

santa eulalia, santo domingo: retacar los días
es vaciarlos
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 20:34 ¤ 0 posdatas
7.6.06
debate
Voy tarde, digo.
Yo ya estoy en tu casa, dice, el debate es aquí.
Ya sé, ahí voy, velo oyendo en la radio.
No, no, es AQUÍ, en tu casa.

Luego me dice qué calles tomar. Yo se lo digo a María, quien conduce: no podremos cruzar Insurgentes, está lleno de tira. María me bota en la esquina, a tres cuadras de mi casa. Empiezo a caminar. Hay más gente que coches: todo lo opuesto a Dakota en un día común. El show ya empezó y se oye como si estuviera teniendo lugar allí mismo. Son las pantallas que han puesto en la calle. El alboroto es leve. El ambiente es más bien de morbo ligero, como si se estuviera proyectando no un debate sino, digamos, una boda de famosos de Telerisa.

Lo encuentro recargado en un auto frente al nuevo hotel. Él y otras -seamos optimistas- treinta personas. Algunos tipos avientan confeti desde sus zancos. Otros cargan congas con los colores del PRI. El reven de Madrazo será adentro del WTC, ofrece Erick como explicación. Yo me emociono: uf, podemos caerle al rato que estemos en el trip post-debate, podríamos disfrazarnos, sería una gran experiencia antropológica. Lai, ni con tus mejores trapos podrías disfrazarnos de priistas, ¿lo vemos aquí en live? No, mejor en la tele. Enfilamos.

No pueden pasar, dice con la mano el policía al centro de la calle.
Vivo a dos cuadras.
No, la calle está cerrada.
...Entonces los veo.

Son al menos cien.
Están divididos en dos grupos, cada uno a un lado de la calle.
Silenciosos. Azules. Se mantienen bien juntos.
Tensos por ruitina, cuidan por el momento sólo al policía con el que estoy por pelearme.
Se les ve aletargados detrás de sus escudos.
La banqueta es un panal.
Las abejas se aburren.

Honestly, alguien ayúdeme con los cálculos: treinta pelados de público; cinco tipos maquillados, trepados en zancos; confetí (por dios, ¡confeti!) y… cien granaderos, ¿por qué no?

Hay algo en la política del miedo que no logro disociar de los más elementales trucos de la ficción, cuando montar un circo quiere querer decir “uyuyuy, felicidad” y atiborrar las calles de granaderos se vende con el letrerito de “protección”. Se hace “política” con el mismo desdén mamón con que se escriben libros malos: desde un pedestal de humo, tomando al otro por pendejo.

Muéstreme una identificación.

Le mostré mi licencia, mi credencial de elector y mi tarjeta de estudiante. Ninguna dice que yo viva allí. De hecho, de creerles yo vivo en tres partes distintas y ninguna es allí. Pero nos dejó pasar.

Vimos el debate en mi recién adquirida televisión. Erick movió la antena hasta encontrar una imagen nítida, aunque en blanco y negro. El toque retrógrada, sin embargo, lo daría el sonido
y no la imagen.

El sonido:
podía leerse la mercadotecnia detrás del spich de cada uno; detrás de los números, el target; detrás de los agravios, las patadas de ahogado; detrás de la invitación, la estrategia; detrás de la anécdota, el melodrama.
La “transparencia” no es sólo una palabra de moda, es la latente incapacidad de tejer antifaces de la que sufren nuestros políticos cuando hablan. Discursos sosos, viejos, armaditos y rete rete transparentes.
Como puta agua.
Supongo alguien por ahí escribió cada discurso y se tomó el tiempo de cachetear al candidato: ni madres, güey, repítelo otra vez que tiene que caber en minuto y medio. Así, hasta que se lo aprendieron.
Y qué, ¿“debate” no incluía “diálogo”?
¿”Réplica” no incluye “réplica”?
Nah, no aquí.

No haré ningún otro comentario.

Excepto quizás:

qué barata es la retórica.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 03:32 ¤ 0 posdatas
5.6.06
junio en oax
El Zócalo de Oaxaca tapizado de maestros. Pynchón dice que es así cada mayo, que ya nada los sorprende. A mí sí.

Las calles y la plaza están cubiertas de tiendas de campaña. Grandotas, medianas, chiquititas. En mi ingenuidad barata contrastan los honguitos plásticos (mundo costco) con las cartulinas que los cubren (mundo papelería de la esquina). En las cartulinas, a mano, se han escrito los datos, los “hechos”, las peticiones, las consignas. El todo es protegido por lonas amarradas con cuerdas. Las cuerdas son de colores, obligan los nuevos caminos. Los más altos se dan de topes con ellas. Siempre es gracioso ver a un alto rebotar.

De noche, en las esquinas, las cuerdas bajan fortificando el campamento y algunos maestros montan guardia. Al principio no quieren dejarte pasar. Ándele, vamos aquí nomás, e intentas no hacer ruido porque los maestros duermen en su faceta de orugas, tendidos en el espantoso nuevo piso, cortesía del gober (¿y la cantera verde? Nadie supo…) Los maestros son mantas de cuadritos apiladas en línea, durmiendo entre la lluvia y aquí vienen los intelectuales a decir que cómo es posible que estén durmiendo en vez de estar leyendo! Que qué clase de ejemplo quieren dar.... Me pierdo.
¿De qué me pierdo?
¿De qué me estoy perdiendo todo el tiempo en mi burbuja desde la cual sería tan fácil decir: pinches maestros, o, incluso más facil: tienen razón, sus sueldos son tan bajos…? ¿Es responsable o irresponsable mi clara tendencia a no enterarme y no opinar?

Me pierdo para llegar al Central pero da lo mismo porque la presentación empieza casi dos horas tarde. Don Dani se rifó con el video y la presentación sale bien. Al día siguiente salimos en el periódico. Nos emociona ver la foto. Un Pony, un Tac, un Fela, una Bianca, un Lalo y una Laia. La foto es oscura. Brille Lenguaraz.

Oaxaca está inundada. El baño del Central está inundado. Al tercer mezcal confieso haber abierto un blog. Los maestros duermen. Nosotros bebemos, bailamos, vamos de un bar a otro sorteando los charcos, saltando los capullitos tejidos que son el profesorado. No pensamos mucho
e insistimos:
al día siguiente presentamos Lenguaraz en el IAGO, junto con “Viena Roja”, del Tryno. Leo el texto pegada al micrófono, me tiembla el cuerpo pero no tanto la voz. Me caga temblar. Mi texto me gusta, pero cuando resuena en micrófono voy aceptando internamente su mamonería tira-netas en ciertos pasajes. Y me da pena.
Literatura guácala.
Así que una revista más, otra novela, todo eso en medio de una hermosa-bienllenada-afable biblioteca. Honestly, ¿tiene sentido?
A huevo.
Literatura amor.

Por las mañanas, en San Agustín, Toscana nos tallerea. Leo mi cuarto capítulo. Pynchón propone que haga caso omiso de los comentarios adultos: gap generacional, dice. Toscana me da una madriza línea por línea y entonces me siento genuinamente agradecida por primera vez desde que empezó el taller en Oaxaca. A Lucía le gusta el nombre de la tortuga, pero ése ni lo inventé yo, sino Tryno porque sí, señoras y señores, es oficial: ahora hago capítulos por pedido. A Astari le parece que abuso de los infinitivos, a DaJandra que de los adjetivos, a Efraín que de la confianza en el lector. El guapo cuyo nombre ignoro apunta que mi personaje es un “procrastinador”. Al día siguiente debo preguntarle qué es eso y me explica: alguien que pospone todo. Entonces me siento genuinamente agradecida por segunda vez: aprendí la palabra que mejor me describe en el diccionario entero. Sólo que hoy la busqué. No está en el diccionario. Al final, de todos los comentarios me quedo con uno, el del tío Freddy: “todo va bien si lo que quieres es hacer una novela para un taller literario…”
Literatura cachetada.

Así el escozor de este fin de semana: literatura amor, mundillo literario guácala.

Sigue el fin y la lluvia y las conferencias y las fiestas. Nota grupi: vi a los Cojolites en vivo!!!
Da Jandra sigue gritando. En bonche, en público, los intelós (((nota: por qué los escritores, solos en el podio, van siempre en bonche? ¿por qué llenamos de citas nuestros textos? Joder, soy igualita))) se quejan de su recorrido: “vimos a cientos de maestros y ninguno tenía un libro”. Agh. Me dan un poco de asco. No soy igualita. Para disimular me voy sola por las calles y ¿qué hago? Compro un libro. Soy igualita. Entro a los Cuiles y ordeno un helado porque hace frío y siempre me gustaron los helados cuando hace frío. Me pongo a leer. Contra la gente-libro, libros.

Hice un cálculo: sólo he leído un optimista 8 por ciento de los libros que poseo. Además de floja, soy consumidora de libros de linda portada, y fetichista. ¿Es contradictorio querer hacer libros y ser tan mal lector? Probablemente. Por otra parte me vale madres porque me importa Anastasia Krupnik, y todo lo que venga de Pennac, y a partir del Ejército Iluminado, todo lo que venga de Toscana y sobretodosobretodosobretodo, hace tiempo nada me emocionaba en materia lectura como el libro que compré ese día: “Extremely loud & incredibly close”, de Jonathan Safran Foer. Estoy enamorada.

Suelo pensar que escribo por todas las viejas razones: porque no sé hacer otra cosa, porque es el único lugar en que no soy un gran manojo de inseguridades, porque odio los domingos, porque sé que los tres libros que sí leí enteros sí me hicieron lo que soy. Bla.

Luego leo este libro y entiendo otra de las razones: escribo también porque fantaseo con lograr lo que logra en dos patadas el cabrón de JSF: Tener a alguien en la orillita de su silla, los ojos en mis párrafos, el cuerpo netamente dividido entre la carcajada y la lagrimita.

Eso es todo.

Escribo soñando con partir a alguien en dos.

(Y sí, hay quien descubre su sueño y luego, en vez de darle a eso, se pone a escribir en el blog.)

El procrastinador, ése soy yo.



Posdata: Felipe (quien me ha pedido que lo llame "estimado editor" siempre que me dirija a él) se burló de mi blog: a) del nombre (porque esconde) y b) de que -como el 98% de los blogs en México, según sus cuentas-, el mío no será más que un diario quejumbroso, azotado y adolescentil.

Pinche Fela, bien que me conoce.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 02:02 ¤ 2 posdatas
1.6.06
ejercito perrilla
Así que apenas son las dos y vuelvo de una caminata.
La idea es no dormir.
De lo contrario, es improbable que me despierte para tomar ningún camión hacia ninguna parte.

Caminé con Matus, Comodoro y Azucena. Nos siguió el Cerillo, siempre rezagado. El Milagro no vino porque andamos incrédulos, mareados de tanto leernos.

No es fácil la noche:
todos tienen sueño.
Al Cerillo le dejamos abierta la puerta y todavía no ha llegado.
Azucena y el gordo Comodoro se echaron en el futón. Abrazados.
Ubaldo tiene prisa.
Milagro tiene las manos ocupadas: edifica un castillo con mis cajetillas vacías.
Matus, el pobre, sólo tiene certezas.
A estas horas, cuando mi única certeza es que ningún barrio me quitará el mal vicio de salir a caminar de noche, le envidio las suyas, que lo llevan lejos lejos, en círculos concéntricos.

Y que no vengan a decirme que quien gira no avanza.

El Tacita me dejó su discman. Dice que así podré leer en el camión sin ponerme neuras con las voces de las películas. Si cuento con eso, ¿no debiera dormir un rato? Todavía me faltan 100 páginas. Quiero un teletransportador que me lleve en un parpadeo a Oaxaca.

Quiero una certeza y obtengo una perrilla.

Va lenta.

Me invade el izquierdo.

Si pierdo la vista, morirá contenta: llena toda con la prosa de Toscana.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 01:55 ¤ 0 posdatas