31.5.06
mudarse
Selene dice que mudarse es el estresor número uno en el planeta.

Yo digo que mudarse es el distractor número uno en mi cabeza.

Yo siempre estoy pensando
que
estaría
mejor
en otra parte.

Cualquiera.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 19:25 ¤ 3 posdatas
30.5.06
buzon de quejas
Ya entrada la noche y entrados todos en vinos, Mayán dijo: “No soporto a la gente que se queja”

Yo pensé: “eso es una queja, ¿qué no?”

Y luego: no quiero ser una persona de esas que se quejan todo el tiempo.

Mayán no me soportaría.

Yo no me soportaría.

Luego recordé "El rey es mocho".

"El rey es mocho" es probablemente el cuento que más leí de chica. No es verdad, ni siquiera sabía leer. Me lo leía Selene una y otra y otra vez. Este era un rey cuyo barbero se muere. Se pegan letreros por todo el reino: “se busca barbero discreto”. Llega uno joven y cuando va a cortarle al rey el pelo, se da cuenta de que le falta una oreja. El rey le prohibe contarlo, o de lo contrario le cortará la cabeza. El joven no puede más con el secreto así que corre a un campo, cava un hoyo y en él grita: “el rey es mochoooo”. Se siente mejor y sigue con su vida. En el campo siguen creciendo las plantas. Tiempo después un pastor corta algunos canutos y con ellos hace unas flautas. No cualquier tipo de flauta: éstas silban una tonada:

"El rey es mocho
no tiene oreja
por eso usa
peluca vieja..."

El final del cuento no lo voy a decir.

Este blog será mi buzón de quejas, mi hoyo pa contar secretos y los secretos no tienen final, por eso son tan incómodos.

Así que ayer fui a una comida familiar. Iker, mi tío-abuelo, me regaló uno de sus sombreros. Amo mi nuevo sombrero. Tanto que estoy sola en casa y lo traigo puesto. Conocí a Iñigo, mi recién adquirido sobrino. No está mal, pero cierta frialdad adolescentil aún me permite desdeñar el enorme circo que se arma a su alrededor. “Está pensando esto, llora por esto…” Yo le digo en secreto: acostúmbrate, maestro, así va a ser TODA tu vida, los demás siempre saben mejor que tú qué es lo que piensas-quieres-tramas. Comemos tostadas. Se sacan fotos. Ina se ve hermosa de mamá y Rodrigo además de papá-pollito se nos está volviendo todo un cuernavaquense. Julián está mas alto. Erick se cortó la mata y luce unos escabrosos hoyos de 8 milimetros en las orejas. Todos quieren a Gabriel. Unos me preguntan por él, otros reprimen a los que preguntan. Ejem, cambiemos de tema: Pablo tiene nueva novia.

Esto suena bien:

Ramón desenterró un esqueleto de ballena.

La encontró en una isla llamada Cedros, en la Baja.

Cuenta que la isla, deshabitada, crece dos metros cada año, llenándose de huesos y basura de guerra, y pedazos de barco. Hay barcos enteros, de hecho. Y esqueletos de tortugas, delfines, peces raros. Durante una semana se trepaban a unas motos y recorrían todo Cedros buscando la ballena para luego colgarla en la nueva-absurda biblioteca de Fox. Encontraron dos. Escogieron una. Con machete, hacha, cuchillos, le fueron quitando la piel. “Me comprometí a entregarla sin piel y sin arena, pero que ellos le quitaran la grasa. ¿Te imaginas cuánto tuétano tiene una ballena?” (Seriously, ¿¿cuánto…??)

De niña yo también quería ser bióloga marina. Hay quien quería ser bombero-astronauta-cartero. Yo quería ser bióloga marina porque me parecía que mi tío Ramón era genial y nada me emocionaba en el mundo como estar con él en la playa y aprender nombres raros para peces comunes.

No recuerdo ninguno.

Y en la comida de ayer Ramón me dijo “ni siquiera sabía que escribías…”

Joder…

Sostengo que mi familia es una chingonería pero la veo un aproximado de dos veces al año. Encuentro que Iker está envejeciendo y me enoja haber dejado de ir cada miércoles a pintar a su casa. Tiene un estudio con muebles mágicos: llenos de oleos-pasteles-carbones-carmines-puntillas… Muchas pertenecieron a Pacos, que era el abuelo de mi madre y yo no conocí. Pacos era un viejo español que pintaba payasos y había sobrevivido a un campo de concentración. Siempre tenía miedo de que fuera a estallar otra guerra y cuentan que almacenaba absurdas cantidades de papel de baño. Lo mismo con los materiales de pintura. Tanto que Iker todavía tiene cajones llenos con lo que él compró hace más de cuarenta años. Se conserva un baúl lleno de los dibujos que hizo durante el campo de concentración, en un papel delgadísimo, pintados con carbón de hoguera. En nuestra casa de el Mineral del Chico, sobre la chimenea (donde otras familias colocan un cuadro serio o una foto familiar), cuelga el retrato de un payaso. Ahora que lo pienso, no se me viene a la cabeza ninguna otra imagen que describa mejor lo divertida, fanfarrona, ingeniosa y surreal que es mi familia.

Pero la familia fue ayer. Hoy sólo hay chamba pendiente y tedio y ganas de evadirse. Afuera llueve como si al dios enajenado se le hubiera ido la señal de internet y nada se le ocurriera mejor que ahogar a unos cuantos transeúntes mexicanos. Si me preguntan ahora mismo, de hundirse la ciudad salvaría sólo mi sombrero y mi ejemplar de "El rey es mocho".

Abro hoy este blog.

Hoy es uno de esos días en que parece factible que todo se vaya a la mierda. Todo menos yo, y el rey, y el sombrero, claro está. Según entiendo (no que entienda mucho de estas cosas), para que un blog desaparezca tendrían que hundirse muchas ciudades, muchas computadoras, demasiados cables.

Un blog, a diferencia de todo lo otro que escribo o poseo (escribir y poseer son cosas tan distintas…), sabría salvarse solito del diluvio.

Si alguien me pregunta por qué carajos se me ocurrió abrir un blog, responderé una de dos:

1) la verdad-verdad: por evasion total, porque soy una ociosa y, además, antes no sabía que existían estas cosas

2) la verdad: porque un blog es uno de esos seres -escasísimos, extrañísimos- que sabrán salvarse solos cuando todo lo demás se esté yendo a la mierda.
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 19:47 ¤ 2 posdatas
probando, probando
a ver, así funciona esto?
 
dijo Laia Jufresa en punto de las 19:24 ¤ 1 posdatas